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sábado, 28 de mayo de 2022

¡Emergencia! (2022)


Las producciones de películas y series de webs de internet se fabrican en tal cantidad para llenar espacios en blanco en los servidores, que ya no existe ni siquiera la probabilidad de encontrar algo decente a pesar de los cientos y cientos de grabaciones caseras que tienen en catálogo. En lo más que se esmeran, es en el reparto; debe aparecer en algunas ocasiones algún viejo y famoso actor ya decadente que sirva de anzuelo para los ingenuos suscriptores del portal de “streaming”.

Estas productoras de “streaming”, hacen de las películas de universitarios gilipollas estadounidenses (divertidas, toscas, sin interés intelectual alguno; pero matan el tiempo), por ejemplo; auténticas novelitas rosas aptas para niños de dos años hasta para tortugas centenarias por lo absolutamente blancas y aburridas que son. Literalmente, acabas rascando el culo de un vaso para distraerte de toda esa mediocridad que escupe la pantalla. Incluso las amas de casa (si existe alguna todavía) curtidas y acostumbradas a las horrendas telenovelas hispanoamericanas, bostezarán ostentosamente pintándose las uñas de colores que no puedan confundirlas con actrices porno, por supuesto.

De este tipo de películas han eliminado hasta el humor, incluso la tosquedad. Observar algo así, como por ejemplo la que últimamente ha incluido en su catálogo Prime Video: ¡Emergencia!, 2022; es lo mismo que abrir el envoltorio de una gasa o apósito estéril: no ofrece absolutamente nada más que un blanco trozo de tela sin ninguna gracia. Así de triste.

Ni siquiera tiene la emoción de la misa televisada los domingos a la mañana.

He de confesar mi satisfacción al no ver, como ya es habitual en toda película, a dos maricas o dos tortilleras (aunque las tortilleras me ponen) dándose el filetazo en las dichosas fiestas de las fraternidades universitarias; sin embargo, en el momento de escribir esto, aún no he acabado de ver el ladrillo. Pudiera ser que dicha escena de homos, se me hubiera pasado mirando como corren los segundos en el cronómetro del teléfono móvil, no sé…

El guion ha sido escrito, sin duda alguna, por alguna monitora de niños de guardería, cuando dormían la siesta y la dejaban tranquila.

Es tan aburrida que consigue cabrearme, estoy tentado por apagar la tele. La peor película de mi vida que he visto en los últimos quince minutos. Rebuscando en mis registros mentales, no encuentro momento más humillante que el actual, tanta vida perdida para esta mierda.

Sé que podría haber apagado la televisión y a tomar por culo la mierda; pero necesito llenarme de angustia vital para dar mayor dramatismo al texto, hijoputas.

Y al final, lo que no podía ser peor: un mal actor negro mal llorando en una lacrimógena mala escena que no sé cómo coño la han colado en la mala comedia. Como si en un vestido de gala negro hubieran zurcido un remiendo de color rosa motel/burdel mexicano, así de llamativo, en la zona del culo.

Siempre digo que el cine ha muerto con el neonazismo y su puritanismo. Lo apuñalaron con el cine infantil masificado de ideología del servilismo, beatitud  y conformismo, y del tipo Dwayne Johnson-Marvel-Disney; y ahora huelo su descomposición.



Iconoclasta