viernes, 14 de abril de 2023

cs--Starship Troopers: Lección de historia y sociedad--ic

Impartida por el profesor Rasczak (Michael Ironside) en Starship Troopers (Las brigadas del espacio), 1997. De Paul Verhoeven. USA.


Diálogo.

–Resumiendo, este año hemos estudiado el fracaso de la democracia y cómo los científicos llevaron nuestro mundo al borde del caos. Hemos visto cómo los veteranos tomaron el control, imponiendo una estabilidad que se ha mantenido durante varias generaciones. Conocéis estos hechos pero, ¿os he enseñado algo valioso este año? ¿Por qué sólo los ciudadanos pueden votar? –pregunta el profesor.

–Es una recompensa, un regalo que te da la federación por realizar el Servicio Federal –responde un estudiante.

–No. ¡No! Si es regalado no tiene ningún valor. Mirad, al votar se ejerce la autoridad política, se utiliza la fuerza. Y la fuerza, amigos, es violencia. La suprema autoridad de la que procede cualquier otra autoridad –razona el profesor.

–Mi madre dice que la violencia no arregla nada –discute una estudiante.

– ¿En serio? Me pregunto qué opinarían los ciudadanos de Hiroshima sobre eso –ironiza el profesor.

–Probablemente no dirían nada. Hiroshima fue destruida –interviene otra estudiante.

– ¡Correcto! La fuerza ha resuelto más problemas a lo largo de la historia que cualquier otro factor. La opinión de que la violencia nunca resuelve nada, es la expresión de un deseo inútil; aquel que lo olvida siempre paga por ello –concluye el profesor.

– ¡Rico! ¿Cuál es la diferencia moral, si existe, entre un civil y un ciudadano? –pregunta el profesor a un alumno.

–Los ciudadanos aceptan su responsabilidad en la protección del sistema político defendiéndolo con su vida. Y los civiles no –responde el estudiante.

–Esa es la definición textual, pero ¿la entiendes? ¿Crees en ella? –pregunta de nuevo el profesor.

–No lo sé –responde Rico.

– ¡Claro que no! Dudo que alguno de vosotros reconociera la virtud cívica aunque ésta le mordiera el culo –concluye la clase el profesor.


Opinión.

Me gustó y me gusta hoy día más su inusitada violencia. Es sarcástica, caricaturesca; y deliciosamente cruel con los personajes estereotipados a conciencia . Lo cierto es que es extrañamente adulta como pocas. Por supuesto, hoy día no veríamos una película con tanta violencia y muertes sangrientas y sádicas.

A excepción de la tremenda: Bone Tomahawk, 2015. Un diez.

Contrasta mucho la fotografía colorida en pastel y encuadres de telefilme de las tardes del domingo, con desmembramientos tan sorprendentes. Y vamos a ver, los efectos especiales, los bichos, son únicos. De hecho he leído que casi la mitad del coste de la película, Verhoeven lo dedicó a los efectos especiales punteros. Y se nota, vaya que sí: no parecen calcomanías.

Dicen que no ganó lo suficiente en taquilla; pero surge como cine de culto en la actualidad.

Lo mismo que pasó con Donnie Darko.

La lección de historia es de una madurez socio-antropológica tremenda, veraz. Cualquiera que haya leído algo de historia universal, asentirá. Es algo experimentado, de sobras corroborado que la violencia es el único medio o poder para reparar abusos, imponerse y decidir quién gana o pierde. Quien manda. Siempre ha sido así y será. A menos que los seres humanos se conviertan en cucarachas… Porque el ser humano, por genética surgió como especie cazadora y territorial.

Es un soplo de aire fresco ver cine de verdad para adultos, sin la podredumbre de la censura fascista penitenciaria, homosexual, sanitaria y climática de los actuales nazismos poscoronavirus, que continúan usando el nombre de “democracias” o “estados de pleno derecho”. De risa.






domingo, 9 de abril de 2023

cs--As bestas, 2022--ic


Sinopsis (suspense, drama):

Un matrimonio francés que se dedica a la restauración de casas y cultivo ecológico en una aldea tercermundista de Galicia, se enfrenta con unos vecinos endogámicos, mezquinos y envidiosos porque no venden su tierra a una empresa de energía eólica.

Crítica: 

Puta gente envidiosa…

Que retrate tan bien a esos cerdos endogámicos es lo único bueno de la película.

La película es solo un panfleto de formas pseudo filósoficas de la España profunda, donde los mezquinos borrachos envidiosos y narco-criminales eliminan gente honrada. Más o menos destaca la película que la condición de ser pobre, en muchos casos va ligada a la deficiencia mental. Y claro, saben que lo son, idiotas.

Y se enfurecen.

Y muerden.

Y rabian.

Es lo más fácil del mundo desearles la muerte a lo largo de la película.

Es lo único que destaca de la película.

La buena actuación del malo gallego (el más parlanchín y beodo) y la de la mujer del francés, es correcta.

Porque el actor del personaje central, parece tener alguna parálisis facial.

Y los demás se hunden en la mediocridad y la asepsia emocional.

Por lo que respecta a la fotografía, mejor te compras una cuantas postales que saldrán más baratas y gratificantes que gastarte el dinero en el cine o el alquiler de la película. Y no requiere más de dos horas largas de tragarte el ladrillo en canal incómodamente sentado.

Es tan solo un producto pretencioso del enaltecimiento del nazismo del coronavirus: su feminismo, su alarma climática, su ecologismo metafísico-religioso y el martirologio nazi: pon la otra mejilla, no seas violento, déjate matar y serás amado y querido.

En fin, obedece y calla.

Es en definitiva un canto chapucero, de más de lo mismo, a la ideología del nazismo poscoronavirus. Una lección de catequesis pura y dura.

Algo tan pretencioso como para no subtitular el noventa por ciento del ladrillo que es francés y gallego. Es puro esnobismo, como si en la España del nazismo poscoronavirus, todo el mundo supiera hablar francés y gallego de la forma más natural del mundo.

No solo es pretenciosa, es cansina, aburrida, previsible y con una acción apenas inexistente. Podrían convertirla en obra de teatro sin problema alguno.

Un catálogo institucional y pagado por el estado español de elitista mezquindad, envidia y martirologio.

Una película blanca blanquísima para aquellos de pose progre y cultura inexistente, salvo la doctrina religiosa de la obediencia al régimen, la ecología y el clima de usura, y la moraleja de lo muy mala que es la violencia.

Es lógico que el actual régimen español la haya recompensado.

Como el amor del franquismo por aquel otro ladrillo que nunca faltaba a su cita cada doce de octubre: Agustina de Aragón.

Las liturgias de las dictaduras solo varían en los títulos de sus películas.

Director: Rodrigo Sorogoyen.

Actores: Luis Zahera, Marina Fois, Diego Anido, Denis Ménochet, Marie Colomb.

Nacionalidad: Franco-española.