Escena: en el vestuario, tras el partido contra el equipo de
Madrid, el director general de Energy Corporation y los ejecutivos visitan a
los jugadores ganadores. El señor Bartholomew invita al jugador Moonpie a una
pastilla narcótica, que acepta. Bartholomew le habla al adormilado jugador.
"- ¿Sabes que sueños tendrás con ese mal hábito? Soñarás que eres un ejecutivo, que tienes todas las riendas en las manos, que llevas un traje de seda y tomas decisiones.
¿Quieres que te diga una cosa Moonpie? ¿Sabes en lo que sueñan esos ejecutivos detrás de sus escritorios?
Sueñan que son grandes rollerbolers. Sueñan que son Jonathan, que tienen músculos, que son fuertes y luchan.".
Director: Norman Jewison.
Actores: James Caan, John Houseman, Maud Adams, John Beck, Moses Gunn.
Impartida por el profesor Rasczak (Michael Ironside) en Starship Troopers (Las brigadas del espacio), 1997. De Paul Verhoeven. USA.
Diálogo.
–Resumiendo, este año hemos estudiado el fracaso de la democracia y cómo los científicos llevaron nuestro mundo al borde del caos. Hemos visto cómo los veteranos tomaron el control, imponiendo una estabilidad que se ha mantenido durante varias generaciones. Conocéis estos hechos pero, ¿os he enseñado algo valioso este año? ¿Por qué sólo los ciudadanos pueden votar? –pregunta el profesor.
–Es una recompensa, un regalo que te da la federación por realizar el Servicio Federal –responde un estudiante.
–No. ¡No! Si es regalado no tiene ningún valor. Mirad, al votar se ejerce la autoridad política, se utiliza la fuerza. Y la fuerza, amigos, es violencia. La suprema autoridad de la que procede cualquier otra autoridad –razona el profesor.
–Mi madre dice que la violencia no arregla nada –discute una estudiante.
– ¿En serio? Me pregunto qué opinarían los ciudadanos de Hiroshima sobre eso –ironiza el profesor.
–Probablemente no dirían nada. Hiroshima fue destruida –interviene otra estudiante.
– ¡Correcto! La fuerza ha resuelto más problemas a lo largo de la historia que cualquier otro factor. La opinión de que la violencia nunca resuelve nada, es la expresión de un deseo inútil; aquel que lo olvida siempre paga por ello –concluye el profesor.
– ¡Rico! ¿Cuál es la diferencia moral, si existe, entre un civil y un ciudadano? –pregunta el profesor a un alumno.
–Los ciudadanos aceptan su responsabilidad en la protección del sistema político defendiéndolo con su vida. Y los civiles no –responde el estudiante.
–Esa es la definición textual, pero ¿la entiendes? ¿Crees en ella? –pregunta de nuevo el profesor.
–No lo sé –responde Rico.
– ¡Claro que no! Dudo que alguno de vosotros reconociera la virtud cívica aunque ésta le mordiera el culo –concluye la clase el profesor.
Opinión.
Me gustó y me gusta hoy día más su inusitada violencia. Es sarcástica, caricaturesca; y deliciosamente cruel con los personajes estereotipados a conciencia . Lo cierto es que es extrañamente adulta como pocas. Por supuesto, hoy día no veríamos una película con tanta violencia y muertes sangrientas y sádicas.
A excepción de la tremenda: Bone Tomahawk, 2015. Un diez.
Contrasta mucho la fotografía colorida en pastel y encuadres de telefilme de las tardes del domingo, con desmembramientos tan sorprendentes. Y vamos a ver, los efectos especiales, los bichos, son únicos. De hecho he leído que casi la mitad del coste de la película, Verhoeven lo dedicó a los efectos especiales punteros. Y se nota, vaya que sí: no parecen calcomanías.
Dicen que no ganó lo suficiente en taquilla; pero surge como cine de culto en la actualidad.
Lo mismo que pasó con Donnie Darko.
La lección de historia es de una madurez socio-antropológica tremenda, veraz. Cualquiera que haya leído algo de historia universal, asentirá. Es algo experimentado, de sobras corroborado que la violencia es el único medio o poder para reparar abusos, imponerse y decidir quién gana o pierde. Quien manda. Siempre ha sido así y será. A menos que los seres humanos se conviertan en cucarachas… Porque el ser humano, por genética surgió como especie cazadora y territorial.
Es un soplo de aire fresco ver cine de verdad para adultos, sin la podredumbre de la censura fascista penitenciaria, homosexual, sanitaria y climática de los actuales nazismos poscoronavirus, que continúan usando el nombre de “democracias” o “estados de pleno derecho”. De risa.
Una familia aristócrata recibe el encargo de hacerse
responsable de la producción de una valiosa especia que se recolecta en el
desierto del planeta Arrakis o (Dune). La familia a la que se le ha quitado el
negocio de la explotación por orden del emperador, entra en guerra con la nueva.
Crítica:
Si pretende ver Dune (2021) alguien a quien le guste la
ciencia ficción, que sepa que va a ver otra peliculita blanca tipo Disney. Al
principio puedes temer que además del Momoa, aparezca Dwayne Johnson; pero
afortunadamente no es así.
Es una Guerra de las Galaxias más, algo así de poco peligroso;
apto para todos los públicos que no tengan ninguna inquietud intelectual. Tan
vacía que ni siquiera se puede ver un poquito de sangre para que no se diga que
es apológicamente violenta. Más que para todos los públicos, deberían avisar
que es algo como Dora la exploradora, exclusivamente para el público infantil.
Por otra parte, la relación del protagonista con su amigo
(Momoa), está más cerca del homosexualismo que de la fraternidad, con lo cual ya
empezamos a ver el tan habitual dogma de la “inclusión”, flotando entre la
especia tan deseada.
Mucho montaje informático para contar una historia de un
joven atormentado por el subidón hormonal de la adolescencia y poco más que unos
cuantos playmobil vestidos con exóticos trajes haciendo poses y muriendo sin
una sola gota de sangre.
Porque los malos, son los menos malos del mundo del cine y
los buenos los más estúpidos del mundo del cine.
Artísticamente, supongo que gracias al esfuerzo del
director, los actores no actúan; pareciera que tienen parálisis cerebral. Así
que mientras estás plantado delante de la pantalla, procedes a investigar tus
uñas, su longitud e higiene y así hacer más llevadero el metraje inacabable que
dura el ladrillo.
De fotografía e informática, la peli es correcta, conforme a
la mediocridad e infantilismo imperantes que rige Marvel-Disney.
El juego de Ender (2013) otra película que hace mierda una novela,
pasa a ser obra maestra en comparación con Dune (2021).
Tanto cacarear de gran producción y vuelves a ver algo al
estilo anodino e infumable del último Spyderman.
El cine está muerto. Solo las producciones propias de las webs
de películas y series a la carta, hacen de vez en cuando alguna película
comprometida, ya que no corren el riesgo de fracasar en taquilla. El streaming
es el último reducto del cine, porque en las salas ya es cadáver.