lunes, 4 de noviembre de 2013

Mátalos suavemente, 2012



Sinopsis (Mafiosos, trhiller):
Una banda de mafiosos, precisa los servicios de un "arreglador - limpiador" para dar una lección a uno de sus delegados por el robo de un garito de juego clandestino. Las cosas se complican porque el asesino que el arreglador propone, ya no es lo que era.

Crítica:
Si te compras directamente el blu-ray fiándote del plantel de actorazos que tiene, al menos puedes utilizarlo luego como posavasos, porque la imagen de Brad Pitt con la escopeta en las manos, es impresionante, buenísima. Y la serigrafía de los discos dura mucho. Por otra parte, encuentro que es hortera colgar los discos de películas para espantar a las palomas de las ventanas o hacer un móvil digno de una choza sudafricana o gitana.
La fotografía está estupenda, impactante. Y los actores están impecables. Lo malo es que en lugar de conjugar acción con diálogos, conjugan diálogos con monólogos.
Es un sainete de mafiosos con diálogos larguísimos.  Tan largos que se convierten en monólogos shakesperianos (yo juraría que Brad Pitt se aburre realmente escuchando a James Gandolfini) que pretenden ser ingeniosos y mueren a los dos minutos en la monotonía y un aburrimiento que llega a impacientarme.
En este estilo aburridísimo, está Tarantino, seguramente para ahorrar localizaciones y transporte de equipo y personal y darle a la película ese aire intelectual de la pseudo cultura de la mafia y el crimen.
Hay unos minutos de acción (apenas luce) que ni de lejos pueden llegar a justificar toda esa tediosa verborrea.
Cansa mucho, asaz.
Maldita sea mi cinesuerte...

Director: Andrew Dominik.

Actores: Brad Pitt, Scoot McNairy, Richard Jenkins, James Gandolfini y Ray Liotta.

Nacionalidad: estadounidense.



sábado, 2 de noviembre de 2013

Perfidia, 2009



Sinopsis (drama):
Un hombre que viaja por carretera se dirige a un hotel, cuando llega se encierra en su habitación y asistimos a sus intimidades, a su soledad y sus comidas de coco varias, cualesquiera que sean.

Crítica:
Después de los primeros treinta y cinco minutos de película, en la que se puede apreciar con todo detalle como se corta el pelo, afeita, deshace el equipaje y se corta metódicamente las uñas de manos y pies (no falta en la toma ni un solo dedo) metiéndolas en una bolsa; poco suspense queda, porque a esas alturas de la película, ya sabes que es un asesino a sueldo y por las tomas que le hacen en calzoncillos, además es homosexual.
En la habitación baila y se masturba. Ha sido muy metódico evitando dejar pelos y uñas en el baño y la habitación, pero se ve que tanto le da el semen y la sangre de la cara rasurada que deja en la almohada.
Todo ello rodado al estilo de El proyecto de la bruja Blair; pero con más marihuana en la sangre del director de fotografía, quiero decir, más calmado.
Lo del corte de pelo, barba y uñas me hizo pensar en un gag cómico que hizo en televisión en los 70 del siglo pasado, un humorista español: Tony Leblanc, que dijo: Voy a hacer lo que nunca nadie ha hecho antes en televisión, comerme una manzana.
Y se la comió con su cara de palo, sin expresión, desdeñando al público.  Fue gracioso porque fue una manzana y duró dos minutos apenas.
En esta película, el actor se come catorce o quince manzanas.
El paisaje nevado quiere mostrar la desolación y vastedad de Fargo, pero se queda en un pobre intento.
Haces un acto de buena fe pensando que la película podría aportar algo de interés al final, pero es inútil, no puedes luchar contra tu instinto porque sales perdiendo. Debería haber apagado antes el reproductor.
Es un completo hastío de película que cansa en los primeros veinte minutos.
Otro ejemplo más de lo que no debería ser el cine.
Maldita cinesuerte...
Hay que hacer notar, que la crítica se deshace y se corre en elogios por esta película, cosa que no entiendo de ninguna forma. Están locos estos romanos, que diría Asterix.

Director: Rodrigo Bellott.

Actores: Gonzalo Valenzuela, Levi Freeman, Heidi Schreck.

Nacionalidad: boliviana, chilena y estadounidense.


Léolo, 1992



Sinopsis (drama):
La historia de una familia de locos y deficientes mentales que conviven como una familia normal en un lugar sórdido y sucio; narrada por las lecturas que un librero hace del diario del hijo menor.
El hijo menor de la familia, es un niño obsesionado, desesperado y aterrorizado por los genes que comparte, por la locura que come y caga todos los días.
Pero todo lo que le rodea: ciudad, familia, amigos y él mismo, lo aboca a la miseria más profunda, a un cerebro que se pudre. Y cada episodio, parece superar al anterior en dureza y surrealismo.
Lo peor de todo, es que parece una familia normal, como todas lo son antes de que se cierre a los extraños la puerta de la casa.

Crítica:
"Porque sueño yo no lo estoy.
Porque sueño, yo no estoy loco."
Tremenda película, dura hasta llevarte al infierno de la miseria y dejarte en él durante horas. Es lo que ha de ser el cine: impactante, dejar huella, transmitir las emociones y ser dinámico.
No es una película que guste, es incómoda y refleja la más profunda ponzoña de los humanos, lo que pueden llegar a ser y son.
Hay escenas repugnantes, pero el director es valiente y no se arredra ante nada, ni ante la violación de una gata, ni la masturbación del protagonista con un hígado crudo de animal. Entre decenas de escenas duras, durísimas.
La banda sonora es digna de oírla durante horas: Tom  Waits con dos grandes canciones y los Rolling Stones.
Es una película inolvidable, perfecta. Solo para personas formadas y que aguanten toda esa depresión, tristeza y miedo con la que nos deja tras verla. Que asuman esos sentimientos con satisfacción de saber que lo que han visto, ha dejado una impronta cuya resaca durará algunos días.

Director: Jean-Claude Lauzon.

Actores: Maxime Collin, Gilbert Sicotte, Ginette Reno, Julien Guiomar, Giuditta Del Vecchio, Denys Arcand, Pierre Bourgault, Andrée Lachapelle, Yves Montmarquette.

Nacionalidad: Canadiense y francesa.